ENTREVISTA CON RICHARD FLEISCHER
por José María Palá, José Antonio Pruneda y Gonzalo Sebastián de Erice



• “El estilo de realización lo determina cada film

• “En el rodaje, trato de que el ángulo de la cámara añada algo
a lo que estoy tratando de decir a través de los actores
y argumento


• “Tengo cierta tendencia a romper y destrozar objetos

• “No estoy a favor de la violencia, pero siempre me veo envuelto
en películas muy violentas


• “La comedia es mi primer amor


FILM IDEAL: Cuando rueda una escena, ¿se concentra solamente en esa escena o tiene también presente la que va antes y la que va después?

RICHARD FLEISCHER: Se tiene que tener presente lo que va antes y lo que va después, además de la escena en sí. Esta es una de las diferencias entre el actor y el director; el actor está prácticamente concentrado de forma total en la escena que tiene en ese momento. El director debe tener presente la situación de esa escena dentro de la totalidad del film. Si es una escena que va al principio de la película, entonces se puede dejar un poco más suelta de concepto[1]; pero si está hacia el final, entonces no hay que olvidarse de que se requiere una mayor cohesión, puesto que el final representa el punto máximo de una sucesión de acontecimientos. En este punto yo ejerzo una mayor presión sobre los actores, de modo que el “tempo” sea más rápido que lo normal.

FILM IDEAL: Si usted se concentra sobre la obra total, esta medida del “tempo” de la película la debe tener en la mente antes del rodaje.

RICHARD FLEISCHER: Sí, naturalmente, algo de esto ya está en el guión. Aun así, los actores tratan siempre de sacar el mayor partido posible para ellos[2] de cada escena. Es labor del director, pues, el mantener el control y pensar en cómo esa escena va a ir situada en el film.

FILM IDEAL: ¿Tiene alguna idea preconcebida de cómo una película debe terminar?

RICHARD FLEISCHER: No. Y si la tengo, no me doy cuenta de ella. Lo que sí es cierto es que, en mi opinión, debe haber este punto más alto de concentración, en el que la emoción y todos los sentimientos alcanzan su máximo grado expresivo. Ahora bien, para que haya cierta lógica estos sentimientos deben haberse manifestado en la película de forma que el final es una simple recogida de todos ellos.

FILM IDEAL: Esto que dice se aplica muy bien a las escenas finales de Violent Saturday...

RICHARD FLEISCHER: Esto es verdad en lo que se refiere al final propiamente dicho. Pero si hablamos de las escenas finales, entonces debo decir que no estoy muy satisfecho de ellas. Había un defecto en toda la película, y es que se trataba de un film de historias múltiples. Ya no recuerdo bien, pero me parece que había cuatro o cinco diferentes, todas acercándose en un cierto punto a un “climax”. Entonces yo tenía cuatro o cinco anti-“climax” uno tras otro, solucionando estas historias, y éste es un problema que no tiene solución, o, al menos, yo no sé cómo solucionar; por eso no estoy demasiado contento.

FILM IDEAL: Aun siendo esto verdad, nos impresiona mucho la manera como Ernest Borgnine llega a matar...

RICHARD FLEISCHER: Esta fue una de mis contribuciones a la película, y creo que resulta efectiva. Porque no sabíamos cómo solucionar este personaje, cuyos principios religiosos le prohíben la violencia, pero que, al mismo tiempo, se encuentra en una determinada situación que no puede evitar.

FILM IDEAL: Nos da la impresión de que The Vikings está tratada como una sinfonía...

RICHARD FLEISCHER: Bueno, esto es algo muy agradable de oír. Todo el film está tratado en el que yo pensé era el estilo apropiado; esto es, un tratamiento de “más grande que la vida”[3]. En este tipo de películas históricas o de época siempre se llega al mismo dilema: o un tratamiento muy realístico o un tratamiento como el que yo hice aquí y también en 20000 Leagues Under the Sea, y que a mí me resulta más lógico para hacer verosímiles estas historias; en parte, el público espera algo más grande que la vida. Existe también ese tono que ustedes han apuntado y que podríamos llamar sinfónico, asociando determinadas imágenes visuales.

FILM IDEAL: Usted ha mencionado un cierto estilo de aproximación a la película. ¿Es este estilo una constante suya o varía con cada película?

RICHARD FLEISCHER: No, no, no; el estilo es diferente en cada película, porque es la película la que lo determina y, por tanto, cada film tiene un estilo diferente. Es el estilo el que dicta cómo se va a presentar la película, y esto, al menos para mí, siempre es un gran problema: el decidir cómo me voy a aproximar a ese material existente. Algunas veces hay que hacer cosas muy realistas, y otras, en cambio, hay que huir del realismo.

FILM IDEAL: Querriamos saber dos cosas sobre The Vikings. Una es si el juego con el hacha para demostrar la fidelidad de las esposas lo encontró en algún documento sobre esa civilización...

RICHARD FLEISCHER: No; eso nos lo inventamos.

FILM IDEAL:... Y los vikingos llegando a su bahía y pasando por los remos dando saltos, aquella especie de “ballet”, ¿fue también inventado?

RICHARD FLEISCHER: Eso era auténtico. (Risas.) También hago mis investigaciones... Lo hice porque da ese tono festivo de los hombres que regresan a sus tierras, a sus mujeres. Era maravilloso cuando lo hicimos, porque hacía más de mil años que no se realizaba. Habíamos entrenado a algunos especialistas y remeros y pasaron unas tres semanas practicando. Kirk Douglas estaba a veces en el bote conmigo mientras presenciaba los ensayos. De repente, me dijo: “Te apuesto a que lo puedo hacer. Lo único que te pido es que si lo consigo tengas lista la cámara para que la gente vea bien que soy yo el que lo hace.” Le dije que si podía hacerlo, desde luego, lo filmaría sin doble. Y lo hizo a la primera, sin ensayo, con las cámaras funcionando y sin tres semanas de entrenamiento.

FILM IDEAL: Resultaría divertido ver al productor dando aquellos saltos...

RICHARD FLEISCHER: (Riendo.) Sí, desde luego. Hubo un pequeño accidente, y es que se rompió un remo y cayó al agua – como se ve en el film. Pero me puso muy contento el que lo hiciese él mismo, porque pensé que no lo lograría.

FILM IDEAL: Nos llamó la atención la lluvia en los planos cercanos, cuando se hacen a la mar los barcos de los vikingos. ¿Era lluvia artificial o natural?

RICHARD FLEISCHER: Rodamos el plano general de la partida en un día perfecto. El tiempo de los exteriores en Noruega fue malísimo. De sesenta días que estuvimos allí, sólo diez hizo sol. El resto del tiempo fue horrible. Mi idea era haber rodado esa partida con un bello atardecer o un espléndido amanecer, y estuvimos esperando que se diese esa circunstancia. Como digo, tuvimos un día perfecto para el plano general, pero cuando pasamos a hacer los primeros planos de la gente empezó a llover y llovió sin descanso, como si nunca fuese a dejar de hacerlo. Entonces se me ocurrió que el valor dramático de la escena, con la lluvia cayendo sin cesar, era muy superior. Pensé que era el tiempo que habrían tenido siempre los vikingos y decidí filmar toda la secuencia bajo la lluvia, repitiendo el plano general que teníamos hecho con sol. Como es natural cuando se está rodando, hubo momentos en que faltó la lluvia y tuvimos que ponerla artificial; pero la mayor parte es natural.

FILM IDEAL: Funcionaba muy bien, porque el cambio que se producía con la llegada a Inglaterra con sol era espléndido...

RICHARD FLEISCHER: Parecía que en Inglaterra no tenían niebla. Salían de la niebla para llegar a ese país soleado... (Risas.)

FILM IDEAL: ¿Le llevó mucho tiempo preparar The Vikings?

RICHARD FLEISCHER: Sí; un año. Más o menos, como el que estoy preparando ahora. Este es uno de mis grandes problemas; de algún modo me veo envuelto en estas superproducciones que me llevan muchísimo tiempo. Por esto no se ven demasiadas películas mías. Más o menos, siempre estoy preparando alguna.


Rodaje


FILM IDEAL: Cuando prepara las escenas, ¿le dedica mucha atención a los encuadres, a la plástica del encuadre?

RICHARD FLEISCHER: Sí, en el rodaje yo trato de que el ángulo de cámara escogido añada algo a lo que estoy tratando decir a través de los actores o del argumento; la composición del cuadro ayuda a la historia a través de las emociones que provoca o a través de un cierto sentimiento abstracto difícil de definir. Lo cierto es que por la colocación de los actores y la relación entre ellos se puede transmitir una cierta emoción independiente de la historia. Así que es verdad que soy muy cuidadoso en este aspecto, puesto que creo en la propia fuerza del fotograma. Soy de los directores que están siempre mirando por el visor.

FILM IDEAL: Usted es uno de los directores que manejan mejor y más a gusto el cinemascope. ¿Es esto cuestión de adaptación?

RICHARD FLEISCHER: Sí; yo compongo muy cuidadosamente con cinemascope. Debo decir que a mí el sistema me resulta agradable y que lo prefiero a las viejas proporciones. Yo me adapté fácilmente el cinemascope; pero, al mismo tiempo, es que encontré que me daba una mayor flexibilidad y que mi forma de componer resultaba muy idónea en él.

FILM IDEAL: Encuentra grandes diferencias con el supertechnirama 70?

RICHARD FLEISCHER: No, ninguna. Las proporciones son prácticamente las mismas y no se requiere una nueva forma de aproximación. El único cambio fue pasar de la pequeña pantalla a la pantalla grande del cinemascope, y desde entonces el problema es idéntico; no se trata de cambiar la composición del cuadro, sino de estimar en su justa medida el tamaño con el que la imagen se proyecta en la pantalla.

FILM IDEAL: ¿Concede mucha importancia al color dentro de este sentido plástico? ¿Actúa de manera diferente ante los distintos sistemas cromáticos?

RICHARD FLEISCHER: Sí, me preocupa mucho el color, aunque no hago ninguna diferencia en cuanto a los diferentes procedimientos. Por ejemplo, en este film que voy a rodar ahora, The Nightrunners of Bengal[4], ya he llegado a una decisión respecto al color que les ha gustado mucho a los directores artísticos, Colasanti y Moore, y ya la están realizando muy bien. Desde el principio tiene que haber marcada una diferencia entre el grupo británico y el grupo indio, y esta diferencia va a estar expresada por el color. Los ingleses siempre visten de blanco en climas tropicales, y por eso van a tener un color blanco, aun en diferentes tonos, muy marcado. La idea es de que el color blanco protege contra el calor, pero a mí me parece que hemos llegado a un punto en que calor y blanco van estrechamente asociados. Por otra parte, los indios no comparten esta teoría y visten colores muy cálidos, terrosos. Siempre llevan estos colores oscuros sin nada de azul o de blanco. Entonces habrá un contraste auténtico muy marcado y que estará presente en la pantalla. El público lo cogerá o no lo cogerá, pero yo espero que de algún modo esto tenga efecto sobre ellos y se note que los indios pertenecen al país en que viven y sus colores están en consonancia con el paisaje, mientras que los ingleses no pertenecen. En The Vikings hicimos una cosa parecida: los vikingos usaban los colores terrosos porque eran los elementos naturales; los colores duros estaban usados para los ingleses...

FILM IDEAL: Entonces esto significa que usted va a estar a favor de los hindúes en esta película que va a rodar...

RICHARD FLEISCHER: Sí, naturalmente. Al fin y al cabo, son los nativos... Una vez en una película del Oeste intenté hacer algo con el color, pero no funcionó; bueno, funcionó parcialmente, pero había que buscarlo dentro de la película. No fue un resultado muy favorable. La película era These Thousand Hills, uma de mis favoritas, y allí intenté una extraña composición del color. En realidad es que estaba muy cansado de ver los pueblos y calles del Oeste siempre iguales, en vista de lo cual decidí pintar de color los edificios, de forma que tuvieran apariencia abstracta, porque la historia era bastante abstracta también, y yo traté de dar a todo un tono moderno, de forma que los colores de estos edificios, que son edificios interesantes casi todos ellos, oblongos y de diferentes alturas, y todo el conjunto apareciera un poco como un cuadro de Mondrian, y en algunas escenas esto se ha logrado. Naturalmente, no se podía hacer eso de forma demasiado evidente, porque entonces el film perdería su realismo; pero si se busca, ahí está.

FILM IDEAL: En sus películas más antiguas los movimientos de cámara son muy reducidos y la duración de los planos muy larga. En sus films más modernos el ritmo parece más vivo y los movimientos son más brillantes. ¿A qué se debe esto?

RICHARD FLEISCHER: No, no estoy muy de acuerdo. Cada película, y dentro de ella cada escena, requiere una aproximación diferente. A mí personalmente me gustan los planos muy largos y hay escenas que lo permiten; en realidad, es mejor para los actores, que pueden interpretar la escena y construir la emoción con ella, cosa que no sería posible si tuviéramos que andar interrumpiendo con frecuencia. En este sentido trato de hacer las cosas como si estuviera en un teatro. Ahora bien; hay escenas que requieren una aproximación más viva, más cortada. Si yo creo que la requieren, pues la hago de esa forma. Eso es todo.


Objetos y violencia


FILM IDEAL: Usted parece dar una gran importancia a los objetos; no sólo a su colocación, sino al objeto en sí mismo. A veces se trata de objetos duros, agresivos, que no parecen poder mezclarse con ninguna otra cosa...

RICHARD FLEISCHER: Sí, es cierto; yo siempre intento hacer eso. En primer lugar, porque existe una razón dramática para ello y es un principio dramático muy esencial. Me gusta hacer participar al espectador en la película y no reparo en medios para que esta participación sea lo más completa posible. Me gusta que sientan el dolor, o la alegría, o lo que sea. Entonces, si se requiere una cierta dureza, esta dureza existe.

Tengo una cierta tendencia a romper y a destrozar cosas. (Risas.) No creo en que las cosas se pueden doblar, porque romperlas da mucho más gusto. W. C. Fields, que era un gran cómico, dijo sobre la comedia una teoría muy interesante que es cierta: si se rompe algo no tiene demasiada gracia, pero si se dobla siempre resulta muy gracioso. Esto es lo que él hizo con un telescopio en un número cómico: si el telescopio se rompe, el chiste se acaba ahí; pero si el telescopio se dobla y sigue doblado, entonces el chiste continúa y todavía se pueden hacer cosas muy graciosas con él. Ahora estamos analizando algo completamente opuesto, ya que nos encontramos en el campo dramático. Para la satisfacción de un público es mucho mejor destrozar y romper algo. Es cierto, hay una cierta finalidad en todo ello.

FILM IDEAL: De lo que dice se deduce que usted está interesado en la violencia. Ahora bien, ¿está interesado en el reflejo moral de esta violencia o, simplemente, en los efectos que produce?

RICHARD FLEISCHER: Bueno, realmente me interesan ambas cosas. Lo primero de todo, debo decir que no soy una persona que está en favor de la violencia, pero debe haber algo oculto en mi naturaleza que hace que siempre me vea envuelto en películas muy violentas. Esto ya lo sé y se me ha criticado por ello; sin embargo, es un hecho cierto: al público le gusta la violencia en la pantalla. Hay críticos que han combatido ferozmente estas películas violentas, pero el fenómeno existe. Esto es una razón; ya digo que soy una persona antiviolenta y espero que en algunas de las cosas que he hecho se vea que existe una moral contra la violencia. La violencia nunca está puesta por sí misma, sino que siempre hay una razón que la justifica. Por eso, y en ese sentido, siempre hay un apoyo moral en el uso de ella.

FILM IDEAL: Por esto es entonces por lo que usted no muestra casi nunca los golpes violentos directamente...

RICHARD FLEISCHER: Exacto, y me alegra de que hayan visto esto. Nunca muestro la violencia directamente, sino más bien las consecuencias de ella; casi la sugiero. Las consecuencias en sí son suficientes, y ha habido gente que me ha contado escenas de mis películas que nunca se habían hecho y que, sin embargo, eran imágenes que les habían sido sugeridas por aquello que habían visto. Se habla sobre la cantidad de sangre que se ve en The Vikings; pues en esta película no hay nada de sangre. Por ejemplo, en una escena Tony Curtis atraviesa con la espada a un guerrero. En la película no vemos siquiera a este guerrero; sólo vemos su mano desapareciendo fuera del cuadro. Pues bien, habrá gente que diga que ha visto la escena completa e incluso cómo se hundía la espada en el cuerpo del hombre. Para mí este sistema de mostrar las consecuencias es mucho más efectivo y, al mismo tiempo, no resulta ofensivo. Muchos de los errores de las películas de acción se deben al hecho de mostrar los golpes violentos directamente.

FILM IDEAL: ¿La lucha al final de These Thousand Hills tiene un valor simbólico en sí misma o, por el contrario, el valor está en la impresión que hace en los que la contemplan?

RICHARD FLEISCHER: Sí, ésa es la causa por la que la hice en el barro, porque son gente bastante sucia y se han enlodado los unos a los otros y verdaderamente el barro es su sitio ideal. Y esto se puede aplicar tanto al malo como al héroe, si es que se le puede llamar héroe.

FILM IDEAL: La película se llama aquí, en España, Duelo en el barro...

RICHARD FLEISCHER: Si, ya lo sabía, y no me gusta nada; no creo que la idea tenga nada que ver com esto.


Actores


FILM IDEAL: Tomando como ejemplo Compulsion, creemos que la forma en que ha dirigido a Orson Welles difiere mucho del método empleado con Dean Stockwell y Bradford Dillman...

RICHARD FLEISCHER: Sí, claro que existe esa diferencia. Son actores completamente diferentes. En el film puede decirse que hay cuatro tipos diferentes de actores. El más difícil fue Diane Varsi; con ella el trabajo del director era muy duro. No es que emocionalmente fuese difícil, sino que penetrar en ella lo era. Atravesaba una época llena de dificultades. Sacar algo de ella en aquel momento era terrible. Era algo relacionado con su vida particular, y poco después abandonó el cine. Cuando trabajaba conmigo, yo sentía esa crisis en ella. En cuanto a los tres hombres de la película, tenían tres formas diversas de interpretación. Dean Stockwell es un actor del método y tiene mucha experiencia en el teatro, lo que le ha dado mucho control y mucha disciplina sobre sí mismo. Con el estilo del método se consigue todo de él. Brad Dillman es un extraordinario actor, pero es menos metódico; es más un actor de tipo mecánico. En cuanto a Orson, es puramente mecánico. No pone emoción, pero es un gran técnico, un verdadero genio. Es quizá el actor más completo que conozco. Welles trabajó muy bien junto a Dillman y Stockwell; estaba admirado y sorprendido de su calidad. Incluso su forma de interpretar se adaptó a la de ellos...

FILM IDEAL: ¿Trabajaba usted sobre las emociones e impulsos de los actores? Pensamos en Robert Wagner en Between Heaven and Hell...

RICHARD FLEISCHER: Realmente, con los actores uno tiene que ser una especie de psiquiatra. Bueno, con algunos es necesario y con otros no. Con un hombre como Orson ya se sabe que hace un inteligente análisis del personaje y lo que hay que hacer es dejar que lo interprete, porque aporta mucho al papel. Con Robert Wagner hay que profundizar más en su personalidad y en lo que uno intenta hacer y ayudarle a sacar lo que lleva dentro. Bob Wagner es un actor apreciado por bajo de su talento. La verdad es que es un excelente intérprete. No tiene, por supuesto, la enorme experiencia de Orson Welles y tampoco tiene el mismo planteamiento como intérprete. Y lo mismo hay que diferenciar entre Dean Stockwell y Brad Dillman. El acercamiento del director ha de ser diferente. Con Dean hay que profundizar mucho más en la personalidad del personaje que se intenta crear, el fondo en que se mueve, sus motivaciones, cosa que está muy bien. Com Brad Dillman no hay que detallar tanto. Es capaz de crear sin descender a todos los pormenores del personaje.


Musical


FILM IDEAL: En su filmografía hay una película que nos sorprende encontrar: The Happy Time. ¿Es un musical, no?

RICHARD FLEISCHER: Sí, pero no es tan rara. So This Is New York pertenece también a esa categoría. En realidad, me gusta hacer este estilo de películas, y a veces creo que me gustaría hacer una película del estilo de The Happy Time más que cualquier otra. (Risas.) Antes de llegar a Hollywood hice muchas comedias, y luego ya no me han vuelto a dar la oportunidad. La comedia es, sin embargo, mi primer amor, y aquella era una historia muy hermosa, porque era muy humana, natural y sensible en la que se podían decir muchas cosas sobre sexo, amor, matrimonio... Me gusta bastante aquella película, y cuando pienso en ella me pongo muy sentimental.

FILM IDEAL: En muchas de sus películas existen juicios y procesos...

RICHARD FLEISCHER: (Riendo.) Sí, he hecho toda clase de procesos famosos...; la verdad es que es pura coincidencia. Me gustan los juicios, como creo que a todo el mundo, porque resultan un vehículo dramático maravilloso (algunas de las obras maestras del teatro y del cine han sido procesos); pero en ningún caso me he apartado de mi camino para buscar este tipo de historias, sino que más bien han venido a mí, y como bastantes los trabajos que yo he hecho estaban basados en sucesos reales, no es sorprendente que hayan aparecido procesos. Su aspecto más interesante es que cualquier persona se puede poner en el lugar de la otra. El público está pendiente de lo que dice un testigo o el acusado y se pone en su lugar pensando cómo contestarían ellos y cómo la información, la verdad, va apareciendo poco a poco...; resultan un juego maravilloso y fascinante que es dramático, casi teatral, por sí mismo.

FILM IDEAL: Nos gusta mucho The Girl in the Red Velvet Swing...

RICHARD FLEISCHER: Es una de mis películas favoritas. Con este film pasa una cosa curiosa: es uno de los pocos que yo he hecho que en América tuvo muy poco éxito. En cambio, en Europa es una de esas películas que todos los críticos mencionan con mucha frecuencia como una de sus preferidas. Me alegra, porque me gustaba mucho aquella historia y me gustó también hacerla. Es una historia muy dramática, aunque no sigue exactamente la realidad de aquel crimen. De todos modos, era muy bonito el amor que existía entre este hombre mayor y esta chica joven, un amor que estaba condenado al fracaso y que no podía acabar bien. Esto sí era verdad, me gustaba, resultaba emocionante y lo traté de llevar a la pantalla, y ya digo que en América tuvo poco éxito.

FILM IDEAL: ¿Llegó usted a conocer y a hablar con alguno de los protagonistas del suceso?

RICHARD FLEISCHER: ¡Sí; oh, sí! Hablé con la chica, que todavía vivía cuando yo hice la película. No sé si vivirá ahora, porque ya hace tiempo que no tengo noticias de ella, pero la muchacha vivía; de hecho, Evelyn Nesbit era una encantadora anciana muy graciosa y que contaba cosas muy interesantes; resultaba estupendo hablar con ella...

FILM IDEAL: Aqui, como en Compulsion, su estilo adquiere un tono documental, como si tomara cosas aparecidas en los periódicos.

RICHARD FLEISCHER: Sí, es cierto. Hago mucho trabajo para documentarme y, generalmente, encuentro que la realidad va más lejos que la fantasía. En la vida real ocurren cosas que sería imposible inventar y que resultan mucho más violentas e interesantes. Tanto para estas películas como ahora para The Nightrunners of Bengal, leo los más posibles. En ésta todavía estoy documentándome, y seguiré incluso cuando empiece el rodaje, porque aun ahora que ya conozco la historia bastante bien encuentro de vez en cuando una idea que me dice algo, que me sugiere algo; una acción, un incidente, un carácter que se dibuja más claramente...

FILM IDEAL: Efectivamente, usted siempre es muy cuidadoso con la ambientación y los decorados.

RICHARD FLEISCHER: Sí, siempre procuro ser lo más cuidadoso posible. En esta película existe un problema obvio: estamos tratando de hacer en España la India de 1859 y recrear la auténtica atmósfera que se requiere es todo un desafío; yo sé que podemos hacerlo y que, de hecho, lo haremos. Estamos trayendo animales de la India y, afortunadamente, el paisaje resulta bastante parecido. Hemos localizado unos exteriores estupendos para el río Ganges cerca de Toledo, sobre el Tajo. Un poco más arriba del sitio que hemos escogido han construido una presa y el Tajo es en este punto muy ancho, porque ustedes no tienen unos ríos muy anchos (risas); pero aquí, gracias a que el agua va inundando la tierra, hemos encontrado el sitio ideal, muy interesante, uno de los paisajes más hermosos que he contemplado nunca, y está muy cerca de Madrid.

FILM IDEAL: En The Vikings y en Between Heaven and Hell hay momentos en que usted ha dedicado una especial atención al paisaje y ha procurado colocar la cámara de forma que los accidentes de este paisaje aparezcan duros y fuertes. ¿Es esto general?

RICHARD FLEISCHER: Sí, esto siempre resulta muy importante. Procuro ser muy cuidadoso con los escenarios que fotografío. Este paisaje debe añadir algo dramático a la historia y ayudar a mi forma de contarla.

FILM IDEAL: ¿Haría usted un film como Compulsion situado en nuestros días?

RICHARD FLEISCHER: Como saben, ese film se basa en una historia real sucedida en esos mismos años en que se sitúa. Fue además el primer gran delito que acaparó toda la atención y que no tenía sentido alguno. Tratamos de darle toda la autenticidad posible.

FILM IDEAL: ¿Cree que el caso de Oswald y Kennedy es parecido al de su película? (Risas.)

RICHARD FLEISCHER: No – riendo –, espero que no. Es diferente. No se parece en absoluto. Por loco que fuese su intento, Oswald – si es quien cometió el asesinato; yo pienso que sí, pero pronto se sabrá – tenía algo en su mente, un punto de vista. Los muchachos de Compulsion cometen su delito porque no tienen ningún punto de vista.

FILM IDEAL: Usted trata a menudo en sus películas de personas que no son consideradas totalmente normales, seres que de alguna forma no se integran en la sociedad...

RICHARD FLEISCHER: Son gentes que me interesan; por eso hago películas con ellos. Me gustan los llamados antihéroes. No me gusta la gente que lo hace todo bien, que lleva a cabo hazañas como si tal cosa. No creo que esa gente exista en el mundo. Me gusta destruir esa pequeña ilusión que tiene el público de que todos somos o muy buenos o muy malos. Todos somos una loca mezcla de ambas cosas, y es bueno que el público se dé cuenta de esa realidad. Lo que me gusta en These Thousand Hills es que el héroe es bastante desagradable. En otras palabras, es un hombre detestable. Pero creo que en su posición cualquiera hubiera hecho lo que él.

FILM IDEAL: Algo de esto es quizás aplicable también a Violent Saturday cuando en la noche anterior al atraco Lee Marvin se despierta, mira un instante a J. Carrol Naish, va a otro dormitorio y habla con Stephen McNally; entre otras cosas, hablan del otro, y Marvin dice que es malo; este diálogo, todo en un plano larguísimo, con muy ligero movimiento de cámara. Parece que, en esta especie de descanso aclaratorio, usted se ha preocupado sobre todo de que se vea que es Lee Marvin quien juzga y no el director de la película. ¿Le interesa especialmente este género de escenas y las relaciones que se producen allí?

RICHARD FLEISCHER: Sí, desde luego. Sobre todo en este tipo de películas donde uno tiene a los malos como seres de una pieza; porque si se penetra en ellos y se les presenta humanos, se les conoce, se conoce cuáles son sus emociones, sus sentimientos y las relaciones que existen entre ellos mismos. Todo esto proporciona un sentido de la realidad mucho mayor. Por eso Violent Saturday resultó como película, porque uno entendía a estos hombres, no eran figuras de cera.

FILM IDEAL: Usted siente una cierta preferencia por presentar relaciones anormales. Hay ocasiones en que vienen claramente previstas en la fase escrita del film; pero otras veces, a partir de unas relaciones totalmente normales, se establecen desviaciones que parecen surgidas en el plano del rodaje y dirección de actores. En Between Heaven and Hell...

RICHARD FLEISCHER: Bueno, tanto como una preferencia... Desde luego, esa relación formaba en Compulsion parte de la historia, pero en Between Heaven and Hell este tipo de capitán neurótico y sus relaciones con los dos guardaespaldas, tenía intención de mostrarlas como relaciones homosexuales. Esto sirve para poner al protagonista en una situación completamente nauseabunda, no sólo física, sino emocional, moralmente. Yo lo hice así deliberadamente, para que él se sintiese muy incómodo viviendo, en este lugar, con este capitán sádico, neurótico, un hombre malvado, odioso.

FILM IDEAL: ¿Es que usted cree que con este tipo de situaciones se indaga mejor en las personas – caso aquí de Robert Wagner?

RICHARD FLEISCHER: Sí, tienen un problema mayor y se enfrentan con una lucha que les revela mejor.


Religión


FILM IDEAL: En alguna ocasión ha dicho que estaba muy contento del trabajo de Anthony Quinn en Barabbas... Que era un personaje tridimensional con una personalidad que todo el mundo puede comprender y en la que cualquiera puede reconocerse...

RICHARD FLEISCHER: Mi idea era que representase a todos los hombres. Como un símbolo. Representa todo lo que los seres humanos sienten sobre la religión y sobre la vida. Y creo que a lo largo del film todo hombre podía encontrar algún elemento personal, ya que la idea fue hacer de Barrabás el individuo más bajo de la escala humana y decir al tiempo: “Esto es realmente cualquier hombre.”

FILM IDEAL: Ya que ha hablado de religión, ¿puede decirnos cuáles son sus sentimientos sobre ella? En todos sus films hay elementos religiosos o referencias... (Orson Welles en Compulsion, Janet Leigh a Tony Curtis en The Vikings, Barabbas...).

RICHARD FLEISCHER: Esa es una pregunta muy difícil. Yo creo en algún tipo de destino, y lo que encontramos en esos films de que me hablan, más que una referencia religiosa, es la predestinación de unos personajes de una u otra manera. Y este sentimiento, que es el de la tragedia griega, dramáticamente es algo muy valioso y útil que ayuda al sentimiento general del film. Por eso lo encontrarán en casi todas mis películas. Creo que la moral de todo esto es que uno no puede escapar, haga lo que haga, a ese elemento del destino que siempre nos atrapa en algún momento. Y es muy extraño en Compulsion, porque el asunto ese de las gafas era un incidente real. Era la mano de Dios. Porque, como se dice al final, si no lo hizo Dios, ¿quién lo hizo?

FILM IDEAL: Lo que pasa es que vemos que usted cree firmemente en ello, que cree Odín...

RICHARD FLEISCHER: Los vikingos tenían unos dioses, y sobre la existencia de éstos no había duda posible. Yo tenía que transmitir esa impresión al público. No era cuestión de que yo creyese en aquellas invocaciones, sino de que ellos, los hombres que yo trataba, creían en ellos. En esta película que preparo ahora, The Nightrunners of Bengal, estamos trabajando en las creencias de los hindúes y mahometanos en contraposición con las creencias cristianas. Pero la fe de los hindúes en su religión es absoluta y no tienen duda alguna. Y eso, nuevamente, hay que transmitirlo al público. Una creencia que es no sólo tan fuerte, sino más que la de muchos cristianos en su fe. Esa es una de las causas del motín. La creencia en las castas es fundamental, tan completa – aunque son cosas que no entendemos nosotros – que debe formar parte de nuestro tema. Buscamos el modo de ilustrar esto para que lo entienda el público.


Directores


FILM IDEAL: The Girl in the Red Velvet Swing se parece a las películas de Ophüls. ¿Conoce usted su obra?

RICHARD FLEISCHER: Sí, sí, conozco la obra de Ophüls, pero debo decir que no veo en mí influencias suyas. Si las hay, son inconscientes.

FILM IDEAL: ¿Puede mencionarnos algún otro director al que admire?

RICHARD FLEISCHER: Claro, hay muchos directores a los que admiro. De hecho mi cine ha estado influenciado por todos ellos, pero al mismo tiempo encuentro que he desarrollado mi propia manera. Nunca he visto rodar a ningún otro director, y, por tanto, no sé cómo hacen, nunca he tenido la oportunidad. He visto, eso sí, el resultado de sus métodos y algunos me han impresionado mucho y me han influenciado. El que más, probablemente, George Stevens, que en mi opinión es el mejor director del mundo y por el que siento un gran respeto. Me gustaría hacer películas de la manera que él las hace. Esta vez tengo a su director de fotografía, pero me parece que el parecido no va a pasar de aquí. Stevens es un director sensacional.

FILM IDEAL: ¿Qué opina de esta generación más vieja como Raoul Walsh, Allan Dwan, King Vidor, John Ford?...

RICHARD FLEISCHER: Creo que fueron maravillosos en su tiempo; pero hoy día no hacen el cine que a mí me interesa hacer. Pienso en que uno debe progresar en la medida en que el medio progresa y evoluciona. Tengo la esperanza de que yo podré adaptarme a las nuevas técnicas como hasta ahora, porque aunque en principio yo no vea nada en ellas, si el público las acepta, es que evidentemente hay algo digno de estudiarse. La nouvelle vague ha hecho algunas cosas muy interesantes y ha ensanchado el horizonte en una medida que nosotros no nos atrevíamos a abrir. Muchas de estas cosas se lograron por ignorancia, pero también yo cuando empezaba he hecho cosas por ignorancia que han resultado muy bien. El problema para un director es no ser complaciente consigo mismo y reconocer que su forma de hacer películas ni es única ni es la mejor. Cuando yo me aproximo a una nueva película lo hago como si no supiera nada, como si fuera la primera cosa que yo iba a hacer y nunca hubiera hecho nada antes; hago esto para no adquirir determinados vicios. Ya sé que tengo alguno, y esto no se puede evitar; pero trato de encontrar nuevos caminos para estimular al público y a mí mismo. Tony Richardson ha llegado a ser un gran director; no creo que su primera película fuera buena, al menos no me gustaba nada; pero, en cambio, Tom Jones es una revelación.

FILM IDEAL: Hace poco Anthony Mann nos decía lo mismo...

RICHARD FLEISCHER: Sí, usa una técnica nueva, y eso resulta estimulante, al menos para mí.

FILM IDEAL: ¿Puede mencionarnos algún otro director? Hawks, Edwards, Quine...

RICHARD FLEISCHER: Bueno, Hawks es un técnico estupendo, aunque tal vez su presentación se inclina por lo “standard”; lo mismo puede decirse de Blake Edwards y de Dick Quine, que son muy buenos directores, pero todavía algo jóvenes, y no han llegado a su forma definitiva de expresión y, por tanto, también están en el lado “standard”. Creo que directores como Mark Robson y Bob Wise, que son, además, muy queridos amigos, son muy adaptables y que si se miran con atención sus películas se ve que constantemente están buscando un nuevo camino, una nueva técnica... No hay nada más que ver West Side Story; Bob rompió todas las reglas e hizo una película estupenda y emocionante. Esta gente son directores de primera clase, y en mi opinión la industria progresará por medio de este tipo de jóvenes talentos. Hay otra gente joven, pero todavía es muy pronto para poder decir nada.

FILM IDEAL: ¿No cree que Arthur Penn con The Miracle Worker...?

RICHARD FLEISCHER: No, no lo creo. Porque pienso que The Miracle Worker era una película muy mal hecha, horrible... Porque hay veces, hoy en día, que cuando una película está mal hecha, la gente dice que es buena, y hay que tener mucho cuidado con eso; El año pasado en Marienbad era un chiste completo, tan mal hecho, que todo el mundo piensa que es estupendo. Su siguiente película ha probado que Resnais era un desastre como director: Muriel es tan mala, tan horrible, que no se debería distribuir.


Preferencias


FILM IDEAL: De todas sus películas, ¿cuáles prefiere y por qué?

RICHARD FLEISCHER: ¿Tienen otra cinta magnetofónica preparada? (Risas.) Me gustan bastantes, sería más fácil decirles las que no me gustan. No estoy completamente satisfecho de ninguna, pero me gustan ciertas cosas en ciertas películas por diferentes razones. Esto es muy difícil de contestar, muy difícil. Saben, la primera película que hice, Child of Divorce, era tal vez la mejor que he hecho. Pero, en general, en cada una hay algo que me gusta y algo que no me gusta. Es mejor que les diga cuál es la peor, porque eso es lo que les interesa. Fue Arena, un film que se iba a rodar en tres dimensiones, y a mí me interesaba aprender sobre las 3D. ¡Vaya si aprendí! (Risas.)

FILM IDEAL: Usted ha trabajado siempre con productores muy fuertes, lo que podríamos llamar productores con personalidad. ¿Cómo se ha llevado con ellos?

RICHARD FLEISCHER: Muy bien. El único productor con el que he tenido problemas fue Kirk Douglas, porque además de productor era el protagonista de la película, lo cual creó una situación violenta porque uno no tenía nadie a quien quejarse del actor. Pero en general nos llevamos muy bien. No he tenido problemas en este sentido y he repetido películas con muchos productores, como Dave Weisbart... Se puede decir que los productores son mis grandes amigos.

FILM IDEAL: ¿Qué nos puede decir de esta película que va a empezar ahora para Samuel Bronston?

RICHARD FLEISCHER: Bueno, lo que les podría decir es parte de todo lo que hemos hablado hoy; está basada en un episodio real, como saben, y es una época fascinante. En este film hay mucha violencia, bastantes batallas para las que tengo una serie de ideas, y espero que vean algo nuevo, diferente; al menos eso espero. Hay también una serie de personajes y situaciones muy interesantes que Guy Endore está desarrollando, y tiene todos los elementos de una historia de aventuras con una significación social, además de un tratamiento personal muy interesante. Tiene color, y es que el período victoriano es muy interesante por lo que decorados y ambientación serán importantísimos.

FILM IDEAL: ¿Cuáles son sus sentimientos personales al hacer una película?

RICHARD FLEISCHER: ¿Por qué hago películas? Naturalmente, en cada película busco una expresión de mí mismo e intento decir algo que quiero, pero es que, además, las películas son mi medio de vida; no sé hacer otra cosa y no quiero saber hacer otra cosa. Me considero a mí mismo como una de las pocas personas afortunadas en el mundo que están haciendo lo que siempre desearon hacer y jamás quisieron ser otra cosa. Soy feliz, por tanto, y además encuentro que es una profesión de lo más total, porque si se quiere ser un director competente hay que tener unos grandes conocimientos de todas las cosas. Me gusta el contacto con la gente: detrás de la cámara y delante de ella. Es una profesión que da mucha satisfacción y también muchos disgustos. Un director es feliz muy pocas veces: uno se siente desgraciado cuando algo falla, cuando se está trabajando y cuando no se trabaja. Pero el resultado final puede proporcionar una gran satisfacción. El único momento en que el director es feliz es cuando ha terminado la película y nadie la ha visto todavía. En esos momentos es un héroe. Si la película es un éxito, el logro produce una gran alegría, porque uno siente que verdaderamente se ha logrado algo al unir todos los diferentes elementos que componen una película y que el público se emociona y los comprende. Una de las cosas que me producen más impresión es ver al público entrar en un cine para ver algo que yo he hecho. No sé de ninguna otra forma artística en la cual pudiera encontrar tanta satisfacción.

FILM IDEAL: Usted fue galardonado con un Oscar por un cortometraje, ¿no?

RICHARD FLEISCHER: Sí, fue a los seis meses de llegar a Hollywood, y creo que aquella fue mi primeira obra. ¿Saben lo que me pasó? Mi padre me puso un telegrama diciendo: “Está bien; pero ¿por qué has tardado tanto?”

FILM IDEAL: ¿Le gustaría que comentáramos con usted alguna de sus películas mientras nos la proyectan?

RICHARD FLEISCHER: Nunca vuelvo a ver mis propias películas. Me pongo enfermo.


Entrevistaron:
José María Palá
José Antonio Pruneda
Gonzalo Sebastián de Erice
(Transcripción del inglés: José Antonio Pruneda y Juan Cobos.)



[1] “Más suelta de concepto.” La frase exacta de Fleischer es: “You can let things more loose.” Esto es, “se pueden dejar las cosas más sueltas”, en contraposición con el final en que “things got to be tighter”, “las cosas tienen que estar más apretadas”, más ligadas.

[2] Fleischer se refiere a que los actores en su interpretación (y en su deseo de sobresalir) puede imponer a una escena un “tempo” distinto del deseado por el director; es decir, el “tempo” creado por ellos puede ser uniformemente emotivo o, al menos, alcanzar máximos en escenas que dentro de la totalidad del film no tengan un significado dramático individual de esa categoría.

[3] Traducción literal. La expresión de Fleischer es “Stories which need a bigger than life style.” Historias que necesitan un estilo “más grande que la vida”. Habría que llegar a la definición de un super-realismo; sólo dentro de él se pueden explicar 20000 Leagues Under the Sea y The Vikings.

[4] Película que eventualmente no se realizó. [N.T.]


(Film Ideal n.º 139, Madrid, 1º de marzo de 1964, pp. 152-157)

 

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